MISTERIO PROCESIONAL
Interpretación evangélica
San Mateo, c.26
- Mientras tanto, Pedro estaba sentado afuera, en el patio. Una sirvienta se acercó y le dijo: «Tú también estabas con Jesús, el Galileo».
- 70 Pero él lo negó delante de todos, diciendo: «No sé de qué estás hablando.»
- 71 Y como Pedro se dirigiera hacia la salida, lo vio otra sirvienta, que dijo a los presentes: «Este hombre andaba con Jesús de Nazaret.»
- 72 Pedro lo negó por segunda vez, jurando: «Yo no conozco a ese hombre.»
- 73 Un poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: «Sin duda que eres uno de los galileos: se nota por tu modo de hablar.»
- 74 Entonces Pedro empezó a proferir maldiciones y a afirmar con juramento que no conocía a aquel hombre. Y en aquel mismo momento cantó un gallo.
- 75 Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: «Antes de que cante el gallo me negarás tres veces». Y saliendo fuera, lloró amargamente.
San Marcos, c.14
- 66 Mientras Pedro estaba abajo, en el patio, pasó una de las sirvientas del Sumo Sacerdote.
- 67 Al verlo cerca del fuego, lo miró fijamente y le dijo: «Tú también andabas con Jesús de Nazaret.»
- 68 El lo negó: «No lo conozco, ni entiendo de qué hablas.» Y salió al portal.
- 69 Pero lo vio la sirvienta y otra vez dijo a los presentes: «Este es uno de ellos.»
- 70 Y Pedro lo volvió a negar. Después de un rato, los que estaban allí dijeron de nuevo a Pedro: «Es evidente que eres uno de ellos, pues eres galileo.»
- 71 Entonces se puso a maldecir y a jurar: «Yo no conozco a ese hombre de quien ustedes hablan.»
- 72 En ese momento se escuchó el segundo canto del gallo. Pedro recordó lo que Jesús le había dicho: «Antes de que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres», y se puso a llorar.San Lucas, c.22
- Entonces lo apresaron y lo llevaron a la casa del sumo sacerdote, donde entraron. Pedro los seguía a distancia.
- 55 Prendieron un fuego en medio del patio y luego se sentaron alrededor; Pedro también se acercó y se sentó entre ellos.
- 56 Al verlo sentado a la lumbre, una muchachita de la casa, después de mirarlo, dijo: «Este también estaba con él»
- 57 Pero él lo negó diciendo: «Mujer, yo no lo conozco.»
- 59 Como una hora más tarde, otro afirmaba: «Seguramente éste estaba con él, pues además esgalileo.»
- 60 De nuevo Pedro lo negó diciendo: «Amigo, no sé de qué hablas.» Todavía estaba hablando cuando un gallo cantó.
- 61 El Señor se volvió y fijó la mirada en Pedro. Y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: «Antes de que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces.»
- 62 Y, saliendo afuera, lloró amargamente.
San Juan, c.18
- 15 Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo Sacerdote,
- 16 mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo pasar a Pedro.17 La muchacha portera dice a Pedro: « ¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?» Dice él: «No lo soy.»
- 18 Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos calentándose.
- 19 El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina.
- 20 Jesús le respondió: «He hablado abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas.
- 21 ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he dicho.»
- 22 Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús, diciendo: « ¿Así contestas al Sumo Sacerdote?»
- 23 Jesús le respondió: «Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?»
- 24 Anás entonces le envió atado al Sumo Sacerdote Caifás.
- 25 Estaba allí Simón Pedro calentándose y le dijeron: « ¿No eres tú también de sus discípulos?» El lo negó diciendo: «No lo soy.»
- 26 Uno de los siervos del Sumo Sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dice: « ¿No te vi yo en el huerto con él?»
- 27 Pedro volvió a negar, y al instante cantó un gallo.
Al igual que sucede en otros pasajes de la Pasión de Ntro. Señor Jesucristo, la escena descrita por cada evangelista no es idéntica en algunos aspectos concretos pero coincide en la mayoría de ellos, sobre todo por sus implicaciones teológicas.
Podemos por tanto señalar que la escena a representar transcurre en el patio de la casa de Anás, puesto que es el primer lugar al que llevan a Jesús tras su prendimiento, y como dicen las Sagradas Escrituras, fueron los discípulos Juan y Pedro los que lo siguieron. Por tanto, aparte de la imagen del discípulo que reniega y de la imagen del Maestro, el resto de los implicados en la escena son:
- La mujer judía que acusa a Pedro, al que San Juan la describe como la portera y el resto de los evangelistas como una sirvienta de la casa.
- El siervo acusador, al que S. Juan identifica como “pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja”, es decir familiar de Malco
- Dos miembros de la guardia del Sanedrín, que trasladan al Jesús al Pretorio
- Anás
- Malco
La disposición de las imágenes y el contexto en el que se encuentran, la casa de Anás, hacen que el misterio sea representado en dos niveles de altura; uno sería el patio de la casa, propiamente dicho y el otro sería zona de salida del habitáculo, representado por un pequeño escalón que elevaría levemente la mitad posterior del conjunto. Es por ello que en el planteamiento de los personajes se presenta en la parte anterior del grupo escultórico a la imagen del Santo que aparece sentada al fuego para refugiarse del frío (tal y como lo narra S. Lucas en el versículo 55), con el manto cubriéndole reforzando así la idea de pasar desapercibido. Ante la pregunta del siervo éste aparece en escorzo con su mano derecha en alto a modo de rechazo de las palabras que el primero le estaba dedicando. El siervo acusador señala a Jesús con su mano derecha y acusando directamente al discípulo con la otra. Detrás de Pedro aparece la sirvienta que apoyada sobre una cántara de barro cocido contempla al discípulo con gesto de incredulidad y desaire. En la segunda mitad de la superficie se distribuyen las imágenes de Jesús, los dos guardias, Anás y Malco. Interaccionan de la siguiente manera; el primero de los miembros de la guardia que se sitúa más cercano a la escena de Pedro adelantado con respecto a la imagen de Jesús. Porta la soga con la que está atado Cristo y tira de ella volviéndose con gesto de dureza y enojo, llevando una pica en su mano izquierda (pica y no lanza debido a que según las leyes impuestas por Roma la guardia del sanedrín no podía llevar armas de metal). El otro guardia sujeta otra pica con ambas manos expulsando de un golpe con la parte inferior de la misma a la imagen de Jesús al patio exterior de la casa; aparece dibujado algo más adelantado de lo que sería la posición original para poder ser de ese modo contemplado íntegramente en el boceto. El final de la escena lo configura Anás, que apoyado en un báculo y con gesto de desprecio y arrogancia contempla como se llevan al preso y Malco el cual con signo de consternación en el rostro insta al guardia que golpea al Cristo a no maltratar al reo. El estudio psicológico del personaje de Malco, al cual San Pedro mutiló una oreja en el huerto de Getsemaní, es por haber sentido en primera persona la gracia del Hijo de Dios en ese momento concreto y mostrar su compasión y arrepentimiento al contemplar los hechos que anteriormente se describen.
Desde el punto de vista escenográfico o teatral del misterio se ha tenido en cuenta varios factores en lo que versa a la disposición de las imágenes en el espacio y su expresión corporal.
Principalmente se pretende resaltar la imagen de Jesús por encima del resto. A su vez se trata de una representación de un pasaje de la Pasión de Ntro. Señor realizado para ser contemplado en un desfile procesional en andas en el interior y principalmente en el exterior de un templo. Es por ello que la multiplicidad de puntos de vista del conjunto ha sido una de las principales particulares que se han sido valoradas en él. Tanto desde el frontal, al disponer de las imágenes de S. Pedro, el judío acusador y la sirvienta en un nivel más bajo que el resto, así como en los laterales y la trasera ninguno de los personajes ocultan a la imagen del Señor. Asimismo los recorridos visuales que en toda obra de arte imperan, han sido estudiados para que la imagen principal del conjunto, la de Jesús sea el destino final de los mismos. Esto en apreciable tanto en escena principal, la de Pedro con el acusador, como en el guardia que tira de la soga como en el resto de integrantes de la escena.
En el misterio representado ha sido suprimida la imagen del popular “gallo”, puesto que según se describe en los textos acerca de las costumbres del pueblo judío, como la obra “Jerusalén en tiempos de Jesús” de Joaquín Jeremías, por gallo no se refería al animal, sino a unas tubas que se hacían sonar en las murallas de la ciudad y que servía de aviso al pueblo judío de la llegada del nuevo día.
De la misma forma si bien en los Evangelios narran como fue San Juan el otro discípulo que siguió a Jesús hasta la casa de Anás, ha sido considerado que incluirlo en la escenificación tan cerca de los personajes que es ella aparecen no haría sino confundir al espectador de la misma del hecho principal descrito.
La totalidad de imágenes secundarias del misterio serían de las llamadas “de vestir” e irían talladas en madera de Cedro Real íntegramente y policromadas al óleo según la tradicional Escuela de Imaginería Sevillana en las partes anatomizadas, impartiéndoles un color neutro en las áreas no visibles de las mismas.
Antonio Jesús Dubé Herdugo, Escultor y Licenciado en Bellas Artes